1. Fiestas y tradiciones
Fiesta de San Adrián, patrón de los carboneros y leñadores
En la festividad de San Adrián, patrón de los carboneros y leñadores, los habitantes celebran una misa en una ermita del mismo nombre y después de una comida popular se baja al pueblo en donde la última pareja de casados se sube a un carro, decorado con rosas, que recorre el pueblo tirado por dos personas que imitan a dos bueyes y que son guiados por el pastor.
La ronda acaba en lo alto del pueblo, en el pilón, en donde si el tiempo lo permite se arroja a los novios o bien a algún otro despistado que ande cerca de los bueyes. Esta tradición viene de antaño. Antiguamente, después de la comida en la ermita de San Adrián, por la tarde, las mujeres casadas eran llevadas en un carro hasta una era en donde se organizaba un baile.
Fiesta de San Roque, patrón de los campesinos
San Roque se celebra el día 16 de agosto. Varios días antes, los habitantes cierran la plaza del pueblo con remolques agrícolas y esparcen arena imitando una plaza de toros. El día 16 se juntan en la sociedad del pueblo hacia las siete u ocho de la mañana y se dirigen al monte en busca del ganado más selecto para bajarlo al pueblo. Después de horas y de haber acumulado un grupo mínimo de veinte reses (en su mayoría pirenaicas) se dirigen al pueblo y las meten en corrales. A continuación, se celebra una comida popular y después de esta se sueltan las vacas para que los asistentes vean al ganado.

Foto: Cencerros Lazcano.
Fiesta de la Trinidad
La festividad de la Santísima Trinidad de Iturgoyen es se celebra en dos día: el día que se sube la imagen a la Trinidad y el día que se baja.
El primer día los habitantes suben en procesión portando la imagen de la Trinidad a hombros hasta la ermita de la Trinidad de Iturgoyen, que está a una distancia de 8 kilómetros. Una vez allí se celebra una misa y a continuación las familias comen en los aledaños de la ermita. Es también ese día lugar de reunión para los habitante de los pueblos de Lezáun, Lizarraga, Unanua y Torrano.

La Gogona o el Sundede
El cumplimiento de este rito suponía la incorporación de los varones al mundo juvenil, “entrar a mozo”, pues los muchachos una vez dejada la escuela pasaban unos años en una situación algo ambigua, ya que por una parte ni ellos mismos querían mezclarse con el mundo infantil, y por la otra eran rechazados violentamente por los mozos de sus ámbitos propios, principalmente el baile y la taberna.
En la década de 1960 se pierde el ritual tradicional.
En el caso de Iturgoyen se hizo de forma gradual. A finales de los años sesenta los últimos gogonos repitieron varios años seguidos a fin de que no desapareciera la costumbre. Tras varios años en que se dejó de cantar, se reinició finalmente con niños y jóvenes de ambos sexos y de varias edades.
En Iturgoyen cada muchacho cantaba un solo año, es decir, aquel en el que cumplía los 16 años.
Fuente: La Gogona, la Gona o el Sundede. José Zufiaurre Goya, Pedro Argandoña Ochandorena. Ver documento.
Letra de la Gogona en Iturgoyen
Gogona gogona sartu de Jaun ona
adi adi sartu de Jaun oni.
Munderi munderi catolica munderi
rogando rogando rogando a mi señora
mi señora peregrina
estas puertas son de pina
estas otras son de alambre
y aquí nos tienen de hambre
aquí estamos cuatro y entraremos dos
una limosnita por el amor de Dios.
2. Lengua
El idioma habitual de uso tanto en las calles como en casa es el castellano. También hay un 15% de vascohablantes pasivos y un 5% de vascohablantes activos.
El euskera fue la lengua predominante de los habitantes del pueblo hasta mediados del siglo XIX. Así se puede comprobar en el estudio «Carte des Sept Provinces Basques» realizado por Luis Lucien Bonaparte en 1863 donde analiza los ocho dialectos del euskera.
En dicho trabajo podemos apreciar que Iturgoyen, Arguiñano, Guembe, Vidaurre, Viguria, Muniain, Izurzu, Arzoz, Estenoz, Muzqui y Garisoain eran de mayoría vascoparlante mientras que Irujo, Muez, Lerate e Irurre ya estaban en la zona castellanizada. Por tanto, el valle de Guesálaz era una de las fronteras naturales entre la Navarra vascoparlante y la Navarra castellanizada.

En el mapa se puede ver en color amarillo la extensión del dialecto alto-navarro meridional hablado desde Iturgoyen (Guesálaz) hasta Ayechu (Urraúl Alto) en toda la franja divisoria que hay de norte a sur entre Eugui y Orísoain.


Dentro del dialecto alto-navarro meridional, la subvariedad meridional de la llamada variedad de Olza era la utilizada en Iturgoyen junto al resto de los pueblos del Valle de Guesálaz, Echauri, Guirguillano y Artazu.
Actualmente dicho dialecto ha desaparecido hasta unos niveles irrecuperables puesto que los últimos hablantes son menos de un centenar de personas de avanzada edad de los valles de Esteribar y Erro (Podemos ver hablando en este dialecto a Gaspar Lintzoain, natural de Iragi (Esteribar) en el siguiente enlace: ahotsak.eus).
Francisco Torres Ibañez «Felipe de Murieta» (Murieta, 1897-1966) fue un fraile capuchino y estudioso del euskera. Francisco se interesó por el euskera puesto que su madre, Gedeona Ibañez Arrechea (Iturgoyen, 1872) conocía el euskera. Según un estudio en 1870 quedaban 940 vascoparlantes en el Valle de Guesálaz.
Aunque el idioma original haya desaparecido todavía hoy en día la gente del pueblo sigue utilizando palabras del euskera original que se hablaba entonces, que son los restos visibles del idioma que se hablaba hace siglo y medio. A continuación una lista de palabras en euskera que se siguen utilizando en el pueblo o la zona:
Borota, encalar, eskalgorri, gardanbera, garramintxa, gerbillo, gurtxin, ilarraka, korrontxo, koskari, koskirriar, koskorro, malkarra, mandarra, mintxagar, mintxigarris, mitxarra, motxorrote, ollaga, otabera, pintxagar, pintxo, regatxo, sabayao, sagundil, saguandilla, saizuri, sarde, trafulcar, txakla, txantxigorri, txantxote, txamarro, txarrapo, txilinburzi, txintxurri, txintxurro, txirriar, txutxe, zaborra, zakarro, zeskiño, zinburrusku, zinz, zirikiar, zisko, zulo, zumerika y zumake.
Además de las palabras también tenemos la toponimia como clara evidencia de lo que pudo llegar a ser el euskera en esta zona. Ni más ni menos, el nombre Iturgoyen significa «fuente de más arriba/la fuente de arriba/fuente de lo alto», de itur-, variante en composición de iturri «fuente», y goyen «arriba».

Así mismo también contamos con innumerables términos del monte en euskera: Arizulo, Arlutx, Arredegua, Arrezgua, Artadigaztea, Asintxi, Astigardi, Bagalasta, Barranco de Arloska, Barzoz, Ekiskieta, Errepezalaia, Fuente de Iturriotx, Galtzarrondea, Gazteluzar, Igeri, Igeriburu, Iturlos, Larginburu, Las Gambellas, Mendilarria, Mugaga, Mugandi, Muru, Oiarzabal, Ondan, Osaurka, Otsanzulo, Samisakana, Tanturrandi, Tanturtxiki, Txapardia…
3. Arquitectura
El caserío de Iturgoyen se adapta a la pendiente de la ladera y se agrupa en calles rectilíneas y algunas pequeñas plazas. Abundan las grandes casonas del siglo XVII construidas en sillarejo y sillares en las esquinas y vanos, con dos cuerpos y ático. Muchas de ellas cuentan con grandes portalones y escudos de los siglos XVII y XVIII, entre los que destacan los de Arvizu, Goñi, Munárriz y del obispo Esparza.
Generalmente y como los pueblos pequeños de la zona de montaña de Tierra Estella (Améscoas, Yerri, Lezáun, Guesálaz y Goñi) las casonas estaban divididas en tres alturas: la cuadra para los animales, el piso central como vivienda y el piso superior o sabayao para uso como pajar.

La iglesia de San Millán es una edificación original del siglo XIV que ha sufrido numerosas reformas hasta el siglo XVIII. Presenta planta rectangular con una sola nave dividida en triple tramo, que se prolonga hasta la zona de la cabecera poligonal. Tanto la cabecera como los dos tramos de la nave obedecen a las reformas acometidas en la iglesia por el maestro cantero Cristóbal Aguirre, mientras que el primero de los tramos se convierte en la única estructura del siglo XIV conservada. La cubierta del conjunto es del siglo XVI; para la zona de los pies se dispone una bóveda de crucería, mientras que tanto en la cabecera como en los otros tramos de la nave se alzan sendas bóvedas de terceletes con ligaduras sobre ménsulas de estilo Reyes Católicos. En el exterior se aprecia cierta tradición medieval por la escasez de vanos y los contrafuertes que se suceden sobre los muros de sillarejo. Preside el conjunto la torre de origen medieval ubicada en la zona de los pies, rematada mediante un cuerpo con dos arcos rebajados del siglo XVI, que hace la función de campanario. La portada gótica del siglo XIV está situada en la zona de los pies sobre un gran pórtico barroco. Presenta forma abocinada con cuatro arquivoltas baquetonadas, que descansan sobre pequeños capiteles decorados mediante sencillos motivos antropomorfos y vegetales. Descansan los capiteles sobre columnillas de basa y fuste liso.

El retablo mayor es un conjunto de estilo romanista de finales del siglo XVI, comenzado por Pedro de Gabiria hacia 1584 y realizado en su mayor parte por Martín de Morgota. Se estructura en un banco sobre en el que alzan tres cuerpos divididos en tres calles y dos entrecalles, divididos mediante columnas de orden compuesto. El conjunto se remata por medio de un gran frontón curvo. Los motivos iconográficos son de tradición y estilo romanista. Se trata de imágenes y relieves con pormenorizados estudios de pliegues y llenos de dramatismo. En los lados de la Epístola y del Evangelio respectivamente, se localizan los retablos de San José y de la Virgen del Rosario. Del siglo XVII, su estructura se articula en torno a un cuerpo de dobles columnas de orden compuesto. Completan este inventario retablístico, una pieza de Juan Angel Nagusia dedicada a la Inmaculada y el retablo del Crucificado, que alberga una sobresaliente imagen romanista de la primera mitad del siglo XVII. La imagen de la Trinidad, titular de su ermita, es una monumental talla romanista de finales del XVI; su iconografía se asemeja a la de la catedral de Jaca, atribuida a Anchieta. De gran interés es asimismo el sepulcro del obispo Gabriel del Esparza, de hacia 1685, en la antigua capilla de Santa Bárbara.
En la sierra de Andía se encuentra ubicada la ermita de la Santísima Trinidad. Es una construcción rural de origen románico, que presenta una planta rectangular con una nave de seis tramos y cabecera en forma de semicírculo. Entre robustos arcos fajones discurre la bóveda de medio cañón, que se convierte en cuarto de esfera en la zona de la cabecera. En el exterior, portada de medio punto con tres arquivoltas de molduraje mixtilíneo.

La ermita de Andramari o la Virgen del Camino, original del siglo XIII constituye un sencillo edificio de carácter rural de origen románico muy modificado durante el Barroco. Presenta una sencilla planta de un solo tramo rectangular, y cabecera resuelta en forma de semicírculo. Se cubre mediante una bóveda de sección apuntada en la nave y de cuarto de esfera para la zona de la cabecera. La talla de la titular es una imagen de candelero del siglo XVIII. Destacan sobre los muros de sillarejo del exterior, la cornisa de canes lisos.

También en la sierra de Andía, se localiza la austera ermita de San Adrián. Se corresponde con un templo de planta rectangular de cabecera recta y cubierta a dos aguas sobre vigas de madera. La talla del titular es del siglo XVII. En el exterior presenta muros de sillarejo con sillar reforzando las esquinas y en el enmarque de los vanos adintelados.

Fernando GARCÍA NIETO
Fuente: Gran Enciclopedia de Navarra y Auñamendi Eusko Entziklopedia.